Honestamente, este es un tema que me toca muy de cerca, y admito que me hubiera gustado que alguien me dijera cómo llevar la vida laboral, la personal, la de mujer, la de esposa, la de mamá… todo al mismo tiempo sin morir en el intento.

Lo cierto es que durante muchos años, mi vida era un completo caos, porque quería hacer todo a la vez, quedar bien con todos (menos conmigo, claro está), no le decía «no» a nadie, y estaba, literalmente, enferma constantemente.

Me divorcié teniendo hijos pequeños, y aunque tenía ayuda en casa, siempre quería ser la súper mamá, la que todo lo puede, y al mismo tiempo tenía que demostrar en el trabajo que era una súper profesional, porque además pensaba que había que dar y dar y dar… olvidando que también tenía derecho a recibir.

Era claro que ese estilo de vida no duraría mucho, porque ese dicho de «no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista», es totalmente cierto; así que cuando toqué fondo, comprendí que ese no era el camino a seguir y que tenía que darle un giro rotundo a mi vida; a mis hábitos, desaprendiendo, soltando creencias, y aprendiendo a vivir en equilibrio y armonía.

Aquí te comparto estos secretos (más bien tips) que te ayudarán todos los días a ser mejor, a estar mejor,  y a hacer mejor todo lo que te propongas:

Consentirte: Estamos acostumbrad@s a pensar siempre en los demás, a dar a otros, a estar pendiente de otros, y lo cierto es que no podemos darle a otros lo que no tenemos para nosotr@s. Por eso, en tu agenda, DEBE haber un espacio diario para ti, para hacer al menos por 45 minutos, algo que solamente sea para tu bienestar, para que te saque una sonrisa o para que simplemente hagas nada. No importa si es escuchar tu música favorita, escribir poesía o ponerte una mascarilla de pepino… se trata de TU momento, ¡solo para ti!

Establece límites: Con la tecnología, pareciera que los celulares son la extensión de la oficina, y ¡no es ni debe ser así! Determina tus horas laborables y no laborables, y honra tu palabra; así el tiempo que le dediques a cada cosa y a tus seres queridos, será de calidad. No se trata de estar disponible para todo el mundo todo el tiempo, se trata de delegar si es necesario, y de dejar claro cuándo sí, y cuándo no.

Pide ayuda: Nos hicieron creer desde chicos que pedir ayuda es de débiles: ¡ERROR! Las personas que piden ayuda están claras de sus fortalezas, de sus debilidades, y no temen apoyarse en otras personas. No necesitas demostrar que todo lo puedes… ¡controlar todo es desgastante e innecesario!

Planifica tus actividades: A veces tenemos que hacer varias diligencias y no programamos ni la ruta, ni los horarios, y nos encontramos durante el día recorriendo la ciudad de un lado a otro. Si tenemos una agenda que vaya acorde con una ruta preestablecida, ahorrarás muchísimo tiempo, y ¡tus nervios te lo agradecerán!

Elabora tu proyecto de vida: Cuando no sabemos qué queremos, ni a dónde vamos, tiramos flechas en muchas direcciones, y cada noche al llegar a casa, sentimos que no hemos hecho nada, que estamos sin rumbo, y que perdimos otro día más. Si creas tu plan de vida y objetivos concretos que alcanzar, teniendo acciones específicas que cumplir, verás que el panorama se ve mucho más claro, y que tus esfuerzos rinden frutos maravillosos.

 

Recuerda: «No puedes tener todo y hacer todo al mismo tiempo» (Oprah Winfrey)

 

Patrizia Mangiafico